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lunes, 15 de julio de 2013

Taller de literatura (2)

Otro relato que me ha quedado larguísimo. Me he pasado de la hora pero es que no iba a dejar a medias la historia. Perdón y aquí os lo dejo. Por cierto, la inspiración ha sido esta frase:

"Pero tú no naciste para la muerte, ¡Oh, pájaro inmortal!"

No sé si hay que ponerle título, a mí es que no se me ocurre ninguno ahora. Perdón si hay fallos, no he tenido mucho tiempo para corregirlo (con deciros que me acabo de acordar que tenía que colgarlo). Aquí tenéis:

Anney se acercó a la venta de piedra que se encontraba a la derecha de sus aposentos. La torre en la que vivía era alta y muchas veces la información del castillo  no le llegaba. Torn Piedra, el castillo en el que se ocultaba la muchacha de cabellos dorados, era tan inmenso que Anney suponía que no lo conocía por completo. Aunque solo habían pasado un par de años desde que tuvo que huir de su ciudad natal, podría haberle dado tiempo a explorarlo completamente. Sin embargo, su padre se mostraba rehacio a la idea, había estado a punto de perder a su niña (una niña un poco crecidita, cabe decir) a manos de los sureños y no lo volvería a permitir.

Anney contempló el mar que bañaba las costas de Torn Piedra, estaba claro por qué nadie había conseguido entrar en la fortaleza de roca, ni siquiera las catapultas habrían logrado llegar a pasar sus muros. Anney supuso que la idea tendría que haberla reconfortado pero tuvo justo el efecto contrario. Se sentía encerrada. En muchas ocasiones, parecía un mono de feria. Algunos guerreros y nobles pasaban a verla y a charlar con ella algunos minutos (ya se había corrido la voz por los 8 cabos de la tierra que la bella Anney Meywin se encontraba alojada en Torn Piedra y nadie había perdido la ocasión de concertar una cita), Anney al principio les sonreía, incluso soltaba alguna risita tonta. Pronto dejó de hacerlo, no había nadie que la comprendiese, nadie. Anney habría aceptado un compromiso incluso con el patán de Ser Manos Sudadas solo para salir de aquella prisión, sin embargo, sabía que su padre solo la dejaría marchar si quien la cortejase tuviese un sitio tan seguro como su actual morada. Arriesgarse a vivir toda su vida con alguien a quien no amaba, o con el que ni siquiera simpatizara, y seguir aguantando la privación de libertad habría sido un doble castiga que estúpidamente ella se habría impuesto.

La olas seguían chocando mientras Anney estaba enfrascada en sus pensamientos. De repente, alguien llamó a la puerta de madera.

-Adelante.
-Anney, bueno días, ¿cómo te encuentras? Mira lo que te traigo-era su padre que traía pan untado con algo gelatinoso.- El tio Willon dice que te encantará, es un producto nuevo de las Costas Exóticas.
-Mmm…gracias. Papá…¿Has…has pensado sobre lo que hablamos ayer?- Anney le había insinuado a su padre que no sosportaba seguir viviendo allí, que necesitaba libertad. No hacía falta que la dejase salir del castillo, con que la prohibición de recorrer los pasillos se levantase era suficiente.
-Anney, sé que no debe ser de tu completo agrado estar…
-Creo que no sería del completo agrado de nadie, papá.
-Claro, claro…Pero espero que entiendas el por qué de mi decisión hasta hoy.
-¿Hasta hoy? ¿ESO SIGNIFICA QUE PUEDO SALIR?-Anney tenía que asegurarse, demasiadas ilusiones había tenido en su vida como para que las volviesen a hacerse añicos.
-Sí, eso signific…-Anney se tiró sobre su padre, dejando perdido el suelo con el producto gelatinoso de las Costas Exóticas.
-¡AAAAAAH! ¡No me lo puedo creer, papá, te juro, te juro que haré todo lo que me digas desde ahora!
-Vaya, es un alivio escuchar eso. Los guardias estaban ya hartos de tus intentos de escapar. Anney, solo hay una condición. Tendrás que llevar a Flumus siempre contigo.-Anney se había asustado, podría haber sido algo mucho peor. ¿Estar con un guardia? No era para tanto, ahora mismo la custiodaban cinco.

-¿No está aquí, no? No me suena de nada el nombre de Flumus. ¿Cómo se apellida?
-No tiene apellidos, no importa, no le des más vueltas. Mañana te lo presentaremos.

¿Un bastardo? ¿Habían optado por ponerle un bastardo como guardián? Anney no se lo podía creer. No porque ella tuviese prejuicios, envidiaba a cualquiera que tuviera más libertad que ella, sino porque su padre sí era un hombre al que le importaba la reputación de las personas.


A la mañana siguiente Anney quedó completamente sorprendida al enterarse de que Flumus no era más que un pájaro rojo. Aunque desde luego no parecía un pájaro normal, y menos cuando el jefe del castillo, el Sabio Birdum, del que se rumoreaban cosas de lo más fantásticas, lo tenía posado en su hombro.

-Cuídalo, Anney, tengo entendido que Birdum le tiene un gran aprecio.-Anney se había quedado sin palabras. El Sabio la estaba mirando mientras Anney a su vez contemplaba la larga cola que el pájaro rojo tenía tendida a la espalda del Sabio.
-No hace falta que le deis de comer, es bastante independiente.-jamás había escuchado las palabras de Un Sabio, pero resultaron dulces y profundas, el tono grave de su voz no era nada servero, como cabría de esperar.
-Gra…Gracias. No tengo palabras. En serio, me he quedado sin palabras. Os doy las gracias Gran Sabio.
-Oh, veo que no habéis olvidado los modales. No hace falta que me agradezcáis nada, yo os lo agradezco a vos bella Anney. ¿Os habéis fijado? Flumus tiene el mismo color de ojos que vos.-el pájaro saltó del hombre del Sabio al de Anney, como si supiese que hablaban de él.-Sois tal para cual. Parece como si…fuese vuestro destino tenerlo…

Aquellas palabras resonaron en la mente de Anney hasta el final del dia. Y se repitieron aún más cuando el cuerno dio el primer aviso de ataque. Alguien se acercaba. Anney estaba cerca de las mazmorras cuando aquello sucedió. Al principio no supo qué hacer, luego miró fijamente a los ojos azules del pájaro rojo fuego y se decidió. Su padre la estaría buscando, pero Anney no estaba dispuesta a pasar por la misma historia de nuevo. Subió las escaleras rápidamente, la gente corría desesperadamente de un lado a otro intentando encontrar una salida, sin embargo, los guerreros invasores se habían adueñado de las principales entradas y salidas.

Anney pensó rápido. Toda la planta baja estaba atestada de peleas, claramente no podría salir por ahí. Subió las escaleras que iban hasta las torres más altas. Sí, esa era la única salida. No lo pensó demasiado, pero en el fondo sabía que si iba hacia arriba sería para no volver. Tampoco quería pensar en su padre que no había vuelto haber desde la mañana.

Entre tanto pensamiento chocó con alguien conocido. El Sabio. Se recompuso lo más elegantemente que pudo e intentó seguir su camino después de disculparse. Pero no pudo. El Sabio Birdum la había cogido por el brazo.
-No os he dado a Flumus solo para vos. Este castillo os necesita. Los historiadores sabían que por estas fechas llegaría el fin de este ciclo, sin embargo vieron a una salvadora que surgía de las llamas surcando los aires.
-No os comprendo, Birdum-aquella falta de modales le salió sin pensar.-Los historiadores dicen muchas cosas, si me permitís…
-Mantendré a vuestro padre seguro, Bella Anney. Si me prometéis que volveréis a salvarnos.
-¿Qué? ¿Sabéis donde se encuentra mi padre? ¡Decídmelo! Tenemos que huir de aquí, Torn Piedra ha caído.
-Torn Piedra renace de sus cenizas. Siempre lo hace. Lo ha hecho y lo hará.-Anney se quedó consternada con la respuesta, ¿Torn había caído alguna vez?- Seguid vuestro camino, no ibais en mala dirección.

Anney miró por un instante hacia las escaleras que le llevarían hasta arriba y cuando volvió la cabeza El Sabio Birdum ya no se encontraba ahí.
Cuando Anney llego a su habitación no supo qué hacer. Y eso que los guardias no estaban…Pensó durante largos minutos hasta que alguien entró empujando la puerta de una patada. Era un guerrero de cabellos parecidos a los de Anney, también tenía ojos claros, pero los de él eran de color esmeralda. Flumus, que no se movía del hombro de Anney, se estremeció.

-Bella Anney, había escuchado sobre vuestra estancia en la torre asolada de Torn Piedra, veo que las habladurías eran ciertas.
-¿Qué queréis?
-A vos, mi bella dama. No, no es que os quiera, es que os tengo.-Anney no dijo nada, aquello, a pesar de lo desalentador que sonara, era cierto.

Anney dio unos pasos hacia atrás. Y miro hacia la costa, donde las olas seguían rompiendo con total normalidad. No quería tirarse, pero no tenía muchas más opciones…Además, los invasores la dentendrían…Serían mucho más rápidos. De repente se dio cuenta de algo que resultaba tan obvio que al reparar en ello se dio cuenta de lo estúpida que era.
-¿Vuestro nombre, mi apuesto visitante? Tendréis que dármelo si queréis que me case con vos…-dicho eso soltó una risita y se tapó la boca ocultándola. Sin que los invasores se dieran cuenta susurró algo al oído de su guardián, Flumus.
-…de las Grandes Orillas, mi señora, adoramos al dios de…-el discursito se paró en cuanto Flumus echó a volar y empezó a atacar el bello rostro del apuesto caballero. Anney aprovechó el alboroto para colocarse en la ventana, el viento le azotó el pelo de oro. Miró un segundo hacia atrás. El caballero desenvainó la espada e intento golpear a Flumus con ella, mas el filo de la espada atravesó solamente llamas que había adquirido la figura de un ave. Anney se tiró sin pensar demasiado en lo que acababa de ver. ¿Importaba ahora que todo había terminado?

Pero no terminó.

El ave en llamas que había visto la abrazó en el aire y con el pico se la puso a la espalda, mientras sobrevolaba el mar cristalino. Anney se quedó sin palabras, las llamas danzaban en su piel, pero no producían quemaduras. De pronto se dio cuenta de que era completamente libre. Que había conseguido lo que más quería en el mundo. Y sin embargo la sensación que experimentó fue agridulce, aunque ya no estaba en aquella prisión, deseaba volver a recuperarla y con ella a su padre. Sin embargo, ella sola no podría. El Sabio y su padre tendrían que esperar. El momento llegaría, pero no ahora, ahora disfrutaba del presente y de la ansiada libertad que tanto deseaba. 

7 comentarios:

  1. Es interesante, quizá sea casi como un principio de algo más grande (o de esa impresión). Pero creo que funciona bien con el mensaje que tiene al final.
    Saludos^^

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  2. Hay varios puntos un tanto confusos que, con un momento de calma y lectura para corregirlos y ampliarlos quedarían mucho mejor :P. Ten cuidado con las faltas de ortografía y los diálogos, que no están estructurados como debería.
    Además,. los números menos de 100 se escriben con letra :P. La historia es interesante y da la impresión de que con un poco más, da para una novela corta. Nos leemos y besotes. Laura

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    1. Muchas gracias :3 Creía que había corregido todo lo de los números u_u Con los diálogos siempre tengo dudas que me surgen al escribirlos, como dónde poner los puntos o cosas así. Sí, la verdad es que lo tenía que explicar mucho más pero ya era pasarme xD

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  3. Si coincido en que da la impresión de que es una historia mucho más larga. Aún así me ha gustado que le hayas dado un pequeño final. He visto algún fallito, pero me ha gustado como lo has contado, tenía ganas de saber más conforme leía.

    Brsootes

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  4. Sí que podría ampliarse un poco, hay cosas que quedan un poco en el aire, pero en general está bien.

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  5. ¡Parece que en este ejercicio la mayoría de los relatos parecen el inicio de algo más grande! El tuyo desde luego sí que da esa impresión. me gustaría saber cómo sigue la historia de Anney (si es que lo hace), pero igualmente, como han comentado, el párrafo final le da ese regustillo a relato finalizado ^^
    ¡Un beso!

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  6. Mi primera reacción es ¿Y qué sigue?, sí tienes algunos detalles en los diálogos, a veces no se entiende quien los dice (aunque curiosamente, la falla más usual es sobremarcar eso), pero va muy bien, casi puedo imaginar las paredes de roca cuando lo leo.

    Nos seguimos leyendo, saludos.

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